La preocupación, el freelance y la fuerza

Publié le - Dernière modification le

La preocupación y el freelance van de la mano, de hecho, no he conocido uno sin el otro. Los asuntos que ocupan nuestra mente, haciendo que ésta rebose negatividad, son de lo más variopintos: el cliente que no paga, el que no nos contrata, el alquiler o hipoteca que no sabemos si podremos mantener. Pero si analizamos todo esto con un poco de atención, observamos un factor común: el miedo; los freelance tenemos miedo, más que el resto de los mortales. Si bien es cierto que esta sensación no es más que una necesidad de la evolución, para ayudarnos en caso de peligro, el miedo en el ser humano a veces se torna inútil y nos lleva a preocuparnos. Hay una saga llamada Stars Wars, en que un ser verde muy sabio, dijo algo que hoy quiero transcribir. Era parecido a esto: “El miedo lleva a la ira, ésta al odio, éste al sufrimiento y éste al lado oscuro”

La preocupación lleva a la ira

En realidad, verán que la primera frase la he modificado un poco, pero, como muchos saben, esto del SEO aconseja utilizar las palabras clave en el primer subtítulo, ¿no? Ahora en serio, cuando nos preocupamos es por miedo y, si no aprendemos a controlarlo, éste nos puede llevar a la ira. Una dosis de agresividad era necesaria, cuando vivíamos en las cavernas, por ejemplo para cazar, pero cuando se produce sin más, sin un motivo, entonces no te hace ningún bien. Cuando tenemos una preocupación durante demasiado tiempo, acabamos estando de mal humor, nos pasamos el día enfadados y eso no va a ayudarnos a resolver los problemas. Al igual que sucede con el miedo, si no aprendemos a canalizar esa adrenalina extra, sucederá que nuestro cerebro se satura y entonces, como el procesador de un ordenador, se bloquea y hay que reiniciarlo. En vez de permitir que esta situación se dé, ¿por qué no utilizarla en nuestro favor? Cuando la ira aparezca, lo que tienes que hacer es ponerte a trabajar, esa dosis extra de adrenalina te va a servir para convertirte en un súper freelance. Pero no te pases, que luego duele la cabeza.

Y la ira nos lleva al odio

Imaginemos que no hemos sabido controlar el miedo, causa principal de la preocupación, hemos llegado a la segunda fase, la ira, y tampoco hemos sabido cómo aplacarla. ¿Qué pasará?: el siguiente estadio es el odio, porque comenzaremos a aborrecer todo lo que nos rodea, considerándolo la causa de nuestros problemas; al vecino que hace ruido, los noticias que siempre son desagradables y, en ocasiones, llegamos a odiar a los más allegados. No quisiera que esto se parezca al guión de una película, como Seven, pero mi idea es mostrar un proceso que se da en la mayoría de nosotros alguna vez en la vida, y más teniendo en cuenta que la preocupación es la amiga inseparable del Freelance. Llegados a este punto, alguien puede preguntarse cuál es la utilidad del odio, ¿la verdad? no tiene mucha, si acaso para escribir novelas policíacas. Por tanto, deshazte cuanto antes de él. Si estás en esta situación, necesitas recordar una verdad irrefutable: el odio no es ni más ni menos que la otra cara del amor y no, no quiero parecer una de esas personas con túnicas y la cabeza rapada (aunque la calvicie ya la lleve), pero esto es cierto. Por tanto, lo que podemos hacer es transformarlo en su contrario, no hacia lo que odias, sino hacia lo que amas, por ejemplo, tu trabajo de freelance. Ponte a lo que te gusta, disfrútalo y comprobarás que en ese estado de ánimo, no se puede odiar.

Porque si no lo haces, el odio te llevará al sufrimiento

Y en este caso, el único perjudicado serás tú, no solo podrás convertirte en un ser despreciable, que nadie aguante, sino que además, solo con un estado mental adecuado se puede ser un gran freelance. Piensa que, a veces, puede que tengas que escribir, si eres redactor, sobre historias tristes. Por ejemplo, puede ser una noticia sobre economía y para eso quizá te ayude, pero aún en ese extremo, este trabajo requiere paciencia y cierta paz interior, no lo olvides. Por lo tanto, supera tu miedo, si no lo consigues y entras en la segunda fase, controla tu ira, haz ejercicio, mira las noticias, enfádate pero del todo, de manera que después solo exista la serenidad. Si no haces esto entrarás en la tercera fase (que no es la de Spilberg) y el odio no sirve más que para llegar a la última, el sufrimiento. Solo me queda decirte que no te preocupes, recuerda ese dicho oriental... “Si el problema tiene solución, de qué te preocupas y si no la tiene, para qué te preocupas”

Article suivant

Las claves para contratar a un buen traductor