El trabajo no debe ser un mandato

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3 consejos para que el trabajo sea placentero.

Parece extraño pensar que trabajo puede ser sinónimo de bienestar y alegría, pero eso sólo sucede porque desde siempre nos enseñaron que el trabajo es trabajo y nada más que eso, que lo que vale es el cheque a fin de mes y las vacaciones de verano. ¿Pero no es ilógico tener que estar haciendo algo que no queres por más de 9 horas diarias, de lunes a viernes, durante todo el año? Si te pones a pensar 2 minutos esto, seguramente te darás cuenta que no es racional, pero ¿qué se puede hacer?, de algo hay que vivir… Sí, pero eso puede ser algo gratificante. Estos son 3 consejos que impulsaron el cambio en mi vida laboral, 3 tips que me llevaron de trabajador de oficina a emprendedor. Consejo N° 1: Cuestiona todo. La rutina nos lleva al costumbrismo, y el costumbrismo a pensar que lo que hacemos está bien, que es así y no hay otra opción. Preguntas como “¿Me gusta lo que hago?, ¿Trabajo de oficina, al aire libre o desde casa?, ¿Esto realmente me llena de orgullo? ¿Las vacaciones de verano justifican un año de trabajo?”, pueden ayudarte a replantear muchas cuestiones de tu vida laboral. Lo difícil no es preguntar, sino responder con sinceridad y no hacer oído sordo a estas respuestas. Consejo N°2: “Quiero ser doctor como Papá”… ¡NO! Los mandatos sociales y familiares muchas veces nos indican que camino elegir. Pero esto no puede ser así porque después la familia y la sociedad no van a ser quienes tengan que ir a trabajar. Hay que despojarse de estos mandatos y analizar la verdadera vocación de cada uno, pensar qué es lo que realmente nos gusta hacer y cómo podemos vivir de ello. Consejo N°3: Usa el miedo a tu favor. Para poder ser realmente feliz con lo que haces, debes combatir tus miedos. Por miedo tendemos a hacer ciertas cosas que no queremos o no haríamos. Por ejemplo, el miedo a no tener trabajo siempre está presente y nos incita a trabajar en “algo” sin importar lo que eso sea. ¿Pero por qué hacemos caso a esos miedos y no a otros? ¿Por qué no tener miedo a aburrirse, a no estar haciendo lo que nos gusta o a no disfrutar del trabajo? Si hiciéramos caso a ese tipo de miedos, seguramente estaríamos cambiando algo en nosotros. El miedo no es algo malo siempre y cuando podamos manejarlo a nuestro favor. Tengamos miedo a no probar nuevos caminos, a aburrirnos, a no progresar, y aprovechémoslo para cambiar. ¡Este cambio tiene que ser hoy! Basta de fastidios y a disfrutar de nuestro trabajo. FOTO

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